Variedad y cantidad
Posteado el 19 Nov 2016 por Walter Marquez |
Octubre fue un mes sin pesca. Me fui de vacaciones a España con la familia y esto, sumado a que antes o despues del viaje no logré concretar alguna fecha, me dejó afuera del circuito de salidas. Asi que para noviembre la ansiedad me removía los codos, la panza me hacía ruido de la hambruna pesqueril, las menos me temblaban de la abstinencia señueril.
Gracias a Dios logramos concretar una fechita con los amigos Damian y Victor a la querida Gualeguay guiados por el guía, que ya es un amigo, Pato Barreto en la fantástica "rum rum". El sábado elegido partimos bien temprano con la idea de llegar a las 7 puntuales para poder comenzar la navegada lo mas rápido posible. Gualeguay venía rindiendo bien, pero como siempre, hay que navegar mucho y temprano para encontrar buenas canchas desocupadas.
Saludos de rigor con Patito y con dos conocidos del facebook (Pinturita y Gustavo) que también iban a salir desde Puerto Ruiz y partimos bajo un hermoso día soleado y con poco viento. Navegando sin prisa, pero sin pausa, arrimamos a una primera cancha adentrándonos en un arroyito con su costa rebalsada.
Nos metimos en un sector donde el campo estaba inundado y comenzamos la faena. Todos, a indicación de Pato, salimos con latex antienganche lastrados y con una cucharita giratoria por delante. La idea era rascar el fondo para activarlas a esa hora de la mañana donde el agua estaba todavía un poco fría..
Tuvimos los primeros ataque furiosos y no eran tarariras. Algun pequeño cardúmen de doradillos nos atacaba las ranas sin pincharse asi que optamos por subir los artilujios y buscar que ataquen en superficie. Todos tuvimos ataques que no se concretaron en captura por que erraban feo el ataque los goldencitos.
Ya calmada la zona optamos por cruzar a la costa de enfrente del arroyo donde el campo inundado era mayor, con un pequeño cauce que sacaba agua. Despues de un buen rato de nulidad comenzamos a tener algunas respuestas, muy tímidas, a nuestros señuelos. Asi pues, todos logramos capturas, apuntando a la salida de agua. Las tarariras eran muy desconfiadas y apenas tocaban los engaños, por lo que había que dejarlas comer bien antes de clavar para poder capturarlas. Yo, en ese rush, usé unas gomas Havoc azules modelo Rocket Craw que funcionaron muy bien en este lugar.
Ya acercándonos al mediodía el pique se puso mas constante logrando varias capturas, con algunos dobletes y tripletes. Todas tarariras jóvenes, con alguna sorpresa, de una media del kilo y medio.
Yo seguí con la misma Havoc azul tan cumplidora, mientras los chicos alternaban con Havoc, rana zman y el gusano de zman, siempre en colores oscuros. Cuando realmente se tranquilizó la zona decidimos comenzar a movernos, aunque no sería muy lejos, y de paso preparar el gran almuerzo que nos haría nuestro guía Pato Barreto.
Nos movimos unos 20 mts hasta la boca de un pequeño riacho que tenía en tierra un ranchito donde nos tomaríamos un ratito para degustar el almuerzo. Antes de bajar hicimos unos cuantos tiritos a la boca misma y obtuvimos algunos ejemplares de hoplias de muy buen porte.
Ya con las capturas obtenidas bajamos todos los implementos del minicampamento que haríamos por un rato. Así ya Pato se dispuso a cocinar los choricitos y el asadito mientras nosotros decidíamos hacia donde ir a inspeccionar.
Mientras Patito cocinaba decidimos caminar por la zona para ver si encontrábamos actividad. Había dos arroyuelos (el que veníamos pescando y uno paralelo a unos 50 mts) que se cruzaban en un paraje hermoso con un puentecito de madera a unos 200 metros de donde estábamos. El lugar de veía de sueños, parecía sacado de una pelicula de Jean-Jacques Annaud, faltaba verificar que había debajo.
Los tres arrancamos para tres lados distintos, Victor arrancó hacia el arroyo nuevo, al medio de su cauce, Dami hacia el puentecito que daba casi en el cruce de los dos y yo me fui hacia la boca del arroyo que veníamos pescando con el cruce. Primero me tocó a mi actividad con una tarucha enorme, escondida en el fondo de barro, que me atacó dos veces la rana y no la pude clavar. Victor no tuvo actividad en su zona.
En cambio Damian comenzó a gesticular para que nos arrimáramos, ahi vimos que tenía intensos ataques a su rana de doradillos pequeños que no lograba clavar. Nos arrimamos y pusimos algunos implementos de media agua o superficie con buena respuesta en cuanto ataques, pero sin ninguna captura subida. Finalmente el que logró un par de capturas para la foto fue Dami.
Ya con la hora de comer encima volvimos para disfrutar de un hermoso asado que cocinó Pato. Una picadita de morcilla de entrada amenizó la velada y lo regamos de un excelente Malbec Desierto 25.
Con la panza llena Pato decidió que era hora de navegar un poco. Salimos a río abierto buscando un par de bocas de arroyo que desembocan tirando agua de los campos inundados. Ahi en dos de ellas encontramos buena actividad con bananas shallow para meterse bien en la inundación.
Salieron algunos doradillos pero la sorpresa fue el plato volador que saqué con la alfers, parecía un pacú (en esta zona no hay) por lo grande, pero era nuestra conocida palometa mora.
De ahi nos metimos en otro arroyo precioso donde encontramos gran actividad de doradillos en un cruce de cauces. Ver la cantidad de arroyuelos desbordados que forman cauces potentes, generadores de tanta vida, es realmente impactante. Acá el señuelo que brilló fue mi spinnerbait de alfers doble hélice, notable como se ponían los pequeños salminus con este engaño.
Para terminar el día nos fuimos hasta el último point que tenía registrado Pato. Al final del arroyo que pescamos hacia un ratito se llegaba a la desembocadura de otro mas pequeño que le tiraba mucha agua. Allí, hacia un costado donde estaba inundado, aparecían las tarariras remolonas y hacia donde caía fuerte el agua del otro arroyo acechaban los doradillos con muchas ganas.
Nosotros decidimos ir a por los doradillos que se mostraban muy activos en superficie. En este rato Dami se destacó con una rana paseante de yara, la snake fish, que los ponía locos a los salminus. Yo usé la misma un rato con buen rendimiento y probé también la basirisky 70 de deps, un poderoso crawler de latex, que también fue bien recibido.
Ya con las 5 de la tarde corriendonos y sabiendo que teníamos casi dos horas de navegación para regresar a puerto, dimos por concluida la muy buena faena de la fecha, donde no faltó variedad ni cantidad.
Evidentemente las crecidas han regalado muchísima vida a los ríos del paraná bajo. Esperemos que minimamente la gente cuide el recurso porque esto no se da todos los días y ya sabemos de temporadas de escasez absoluta de pesca.