El cristal con que se mire

Posteado el 29 Dic 2012 por Walter Marquez   |   ,   

El día de la venida del fin del mundo, según las truncas profesías mayas, nos sirivió para protagonizar una hermosa salida con amigos viejos y amigos nuevos, y de paso aprender que todos vemos la vida por un cristal que nos identifica.

Cuando hace unos meses me junté con un total desconocido a intercambiar señuelos de pesca, conocí a un tipo que me dio la impresión de tener ideas parecidas a las mías, o sea, que mira la vida a través del mismo cristal. Para nosotros los que enfocamos con este cristal, la pesca es un momento único e irrepetible en el que nos encontramos con nosotros mismos, buscando ese sentido a la vida que tanto nos cuesta ver en el gris cemento de la ciudad.

La pesca es naturaleza, es la risa con el amigo, es la ansiedad que nos recorre el dia anterior, es la respiración contenida en cada lance ante la posibilidad de un ataque, es la pelea con el pez, es la derrota con el pex, es el atardecer en la espalda cuando salimos del agua.

  

Un tiempo después Victor , el desconocido en cuestión,nos hizo una tentadora oferta de ir a pescar a San Nicolas con él. Angelito y yo le aceptamos el convite. El dia pensado partimos desde Buenos Aires Victor y yo en micro para encontrarnos con Angel y quien haría de anfitrión en la guiada, Juampi Codina, en San Nicolas.

Ya con los bártulos y con un cielo encapotado que no se decidía a limpiar partimos a las correderas cercanas sobre el Paraná. Realmente los lugares eran hermosos con muchos palerios a flor de agua. Lugares donde si alguien se imagina donde se esconde un dorado a cazar eran esos.

  

Pero los cabezones brillaban por su ausencia, Juampi ya nos había anticipado que el río había crecido mucho de golpe y que el agua estaba sucia por demás, lo que hace dificilísima la pesca de dorados al golpe.

Despues de un par de chiquitines dorados y de recorrer la zona del muelle de Siderar, sin resultados, dimos por finalizada la jornada doradera y partimos en busca de las mallabaricus.

Ya el comienzo de la aventura tarucheril fue distintivo…el delta que se forma en San Nicolas es realmente bello, sin nada que envidiarle en cuanto a colorido y verdor que algunas zonas de nuestro litoral norteño.

Entramos a navegar por el cavado y aquí ya no cuento mas referencias por obvias razones, pero al llegar a una zona donde el agua del arroyo ingresaba al campo, bajamos bártulos para empezar las pruebas.

Hoplias hoplias hoplias

Bajamos y vimos buena actividad de submarinos moverse ante nuestras pisadas…pero el pique era realmente mucho mas complicado. Casi atacaban por obligación o protección cuando el artificio les pasaba por la cara, pero no estaban famélicas.

De a poco fueron saliendo las primeras, con highlander negro, bad line negra y a mi me resultó bastante efectiva unas gomas havoc de berkley con cucharilta adelante. Fueron rush de piques que se intercalaban con espacios de actividad nula, hasta que llegó la hora del almuerzo.

     

Una buena arboleda nos sirvió de remanso a nuestros cuerpos cansados de tanto sol y pesca. Almuerzo tranquilo regado de mucho líquido. En ese internín se me dio por ir a probar una bahía pequeña que se había armado al lado de la arboleda….un par de tarus pagaron por la curiosidad.

De nuevo en la cancha y viendo que el agua había escondido muchas buenos lugares, decidimos volver al donde comenzamos a taruchear, pero encarando unos 200 metros hacia el otro lado del arroyo, donde Juampi estuvo tanteando temprano.

  

Caminamos y se nos abrió un paraíso taruchero con muchos espejos ideales para las tarus. Los fuimos tanteando a todos robándoles algunos tesoros en cada uno. La premisa era tirar para adelante para ver donde atacaban las hoplias.

Como en casi todas las oportunidades se nos dió pegado a la costa, el segundo tiro era paralelo a la misma. El resultado siempre era mas que satisfactorio, con hoplias variadas de tamaño y peso. Casi al final de ese microdelta taruchero se nos formaban dos minilagunitas a cada lado del camino. Arrancamos pescando uno mientras Victor le tiraba a la otra. Ahí nos dimos cuenta que estaba el hormiguero.

     

Esa minicueva desembocaba en otro arroyito al fondo lo que provocaba una pequeña correderita entre ambos, ahí, si ahí, bajo el agua era un caldo infestado de tarariras. Era tirar y que explotara el agua con captura.

Fueron muchas de variado peso, que nos enloquecieron por un buen rato, la bad line negra fue asesina en ese trecho junto con el highlander del mismo color, cosa e mandinga, hace un par de salidas en Gualeguay el color criminal fue el blanco, para analizar.

Ya entrada la tarde decidimos volver a paso ligero, con el calor y cansancio a cuestas, pero con la seguridad de haber realizado una gran pesca de nuestra amada especie malabárica.

     

Y por sobre todo nos fuimos con la sensación absoluta de que todos los que estuvimos ese dia en el agua miramos a la pesca con el mismo cristal, el de pasarla bien, divertirnos, pescar y saber que en esas 7 u 8 horas que disfrutamos pudimos ser lo que realmente queremos ser…..felices con la caña en mano.

     

Notas Recomendadas

Por que devolver

Muchas veces se discute si el pescador deportivo es realmente el culpable o no de la depredación de nuestros peces. Muchas veces la conclusión es no. Esto no nos exime de ser responsables de cuidar el recurso que tanta vida nos da. Un pez devuelto es quizas la futura captura de tu hijo

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