Cuando no quiere
Posteado el 04 May 2024 por Walter Marquez |
Despues de la última media salida frustrada por el viento nos quedamos con muchas ganas de volver a este pesquero maravilloso. Madariaga nos había dado una muestra de su poder, pero en una dosis mínima, con lo que nos quedamos con ganas de ir por mas.
El mismo equipo conformado por Victor, Damian, Néstor y quien escribe salió, como hacemos habitualmente en estas salidas, el viernes temprano para poder comer un asadito en el pesquero antes de ir a dormir.
Al llegar al pesquero nos encontramos con la primera sorpresa, que ya era premonitoria de lo que sería la salida. El pesquero "se olvidó" de reservarnos cabaña con lo que nos agarró un estado de desesperación porque la noche era demasiado fría para dormir en el auto
Finalmente un alma caritativa se apiadó de nosotros y llamó al pueblo consiguiendo unas cabañas que resultaron un acierto. Muy cómodas, con agua caliente, cocina, comedor con tv y camas muy cómodas (nunca mas volveremos a dormir en el pesquero).
Noche fría bien regada donde aprovechamos para deleitarnos con un matambrito a la pizza y unas mollejitas y chorizos caseros espectaculares cocinados por el parrillero titular Damián. Con la panza llena nos fuimos a dormir mas que satisfechos.
Con todo a favor a por ellos...
A la mañanita partimos al pesquero nuevamente, saludos de rigor a Joaquin que nos oficiaría como siempre de guia y al agua. La laguna había mejorado notablemente el caudal de agua, por lo que la navegada desde La Tablada transcurrió sin ningun inconveniente
El clima era frío, pero con un viento mas que razonable que nos permitiría pescar o, por lo menos, intentarlo. Con esa premisa arrancamos el viaje disfrutando de un paisaje maravilloso entre cientos de lanchas que se habían arrimado al pesquero.
En cuanto a la pesca, el día comenzó con algunos piques mas en el medio de la laguna, en un incómodo contragarete, donde veníamos demasiado rápido y no lográbamos mantener un buen recorrido de las boyas. Esta técnica a mi personalmente no me gusta, pero todos los guías de Madariaga nos dicen que es la mas efectíva. Así salieron un par de lindos pejes que ilusionaron con tener otra de esas jornadas memorables.
Lamentablemente, al cabo de un rato, los piques se transformaron en ataques claros de dientudos que molestaban y no dejaban ver un peje por ningun lado. Así fue esta primera etapa del día, mas floja que la vez anterior, y los pocos piques eran o de dientudos o muy sutiles de pejerrey. Evidentemente el pescado no estaba comiendo firme y apenas tocaba las mojarras largaba en desconfianza o faltade apetito.
Entendiendo que la actividad era de dientudos y los pejerreyes brillaban por su ausencia, y sintiendo que el viento había desplegado un poder muy superior al del comienzo de la jornada, decidimos ir a los callejones a buscar esos pejes gigantes juncaleros y difíciles de encontrar.
Al llegar y apagar el motor para entrar a remo la actividad de bulos era increíble. Nunca vi nada asi en una laguna, había pejerreyes a montones, pero muchos muchos. El tema es que evidentemente estaban en una postura de no comer, apenas algunos timidamente tocaban las carnadas mezclandose con los piques de dientudos que seguían presentes.
Terminamos de almorzas a cubierto de eolo y babeando de ver tantos bulos a nuestro alrededor que se negaban a comer. Con la panza llena volvimos a intentar unos tiros mas con alguna captura espaciada en nuestras líneas.
A media tarde volvimos a salir a laguna abierta en busca de las flechas, pero salvo algun pejerrey suicida la actividad ya directamente era nula, con un fuerte viento golpeándonos sin piedad, asi que decidimos dar por terminada la jornada temprano y volver a tierra antes de que se produzca el embotellamiento de lanchas intentando entrar al canal.
Asi se terminó una nueva y accidentada jornada en este espejo que tanto amamos, pero que sabemos que es asi, tiene sus mañanas, dias donde el clima (sobre todo el viento) no te ayuda, días donde el pejerrey por algun motivo deja de comer. Pero algo siempre te da y, por lo menos, te deja la sensación que tenes que volver pronto a visitarla.