Las malas tambien cuentan

Posteado el 10 Mar 2012 por Walter Marquez   |   ,   

Una de las grandes verdades de la pesca es que nunca se sabe todo, nunca se tiene el pez atado y siempre, siempre está la posibilidad de que se te quemen los papeles y te vuelvas con un sapo en el bolsillo. El 7 de diciembre de 1970, el boxeador argentino Ringo Bonavena caía por nocaut técnico en el 15º round con Mohamed Alí en el Madison Square Garden, de Nueva York.

Un hombre, Alí, que era el mas grande de todos los tiempos, que se sabía imbatible, que creía que en el ring no podía aprender nada chocó contra el hombre, ringo, que sabía poquito y nada de técnica, que era puro corazón, que estaba signado a caer y perder esa pelea. Ante el estupor de los asistentes, Bonavena, a puro cross de izquierda, conmovió a Alí y lo colgó del encordado en una situación dramática que puso al ex campeón mundial cerca del KO. Alí había caído por un empellón en los primeros segundos de este asalto sin recibir cuenta del árbitro Mark Conn, que fue testigo de un intercambio de impactos electrizante en donde el argentino desbordó y se llevó la mejor parte. Pero no pudo rematar ni escribir la gran historia.

Alí supo enfriar la contienda y recomponer su línea sobre la base de una mejor condición atlética que resultó vital para prolongar la pelea hasta el 15° round. Y allí, gracias a su cross de izquierda, aprovechó la desesperación de Ringo por buscar el KO, derribándolo en tres oportunidades, con la complicidad de Conn, que jamás se atrevió a enviar a Muhammad a un rincón neutral luego de cada una de las caídas.

  

Que tendrá que ver todo esto con la pesca me diran? Pues, en todos los deportes hay similitudes entre si, reglas que aplican de forma absoluta a los hechos que los suceden. Y la pesca deportiva no escapa a esta regla.

Así como Alí sentíase imbatible nos veníamos sintiendo nosotros, metiendo tremendas pescas, una tras otra, en diferentes condiciones y aplicando el amplio abanico de conocimientos que hemos adquirido en los últimos años. Así como Alí fue al Madison con la seguridad de un nuevo triunfo, nosotros fuimos a Villa Paranacito con la convicción de realizar otra gran pesca. Así como Ringo lo sopapeó en el 9 y le quemó los papeles al moreno americano, el río Uruguay nos escondió los pescados hasta que no supimos que mas tirar al agua.

Alí ganó la pelea en el 15, y fue el más grande de todos los tiempos, pero aprendió la lección, nadie es imbatible en el deporte. Nosotros terminamos robándole un par de peces a ese esquivo y hermoso río y aprendimos también que sabemos tanto de la pesca como el primer día que tiramos un señuelo al agua…por eso este deporte es tan hermoso.

Un día de enseñanzas

Nos fuimos con mucha expectativa a Villa Paranacito, la banda de siempre, Telmo, Mariano, Angel y quien escribe. Los datos ayudaban ya que a falta de dorados en el chocolatoso Paraná, el Uruguay si se daba con el día ofrecia buenos pirayus en sus aguas muchísimo mas límpidas. Salimos desde Villa Paranacito de la guardería Los Pinos con Gustavo al comando de un muy buen trucker cabinado.

Realmente Villa Paranacito es hermoso en todo su delta que se extiende hasta desembocar en el majestuoso Rio Uruguay. En la desembocadura del arroyo Brazo de la Tinta comenzamos a pescar, anclados contra los juncos tirando a la boca del arroyo, tuvimos algunos piques fallidos con una captura de Angel de un doradillo que volvió al agua sin foto.

  

De ahí salimos a río abierto cruzándolo en toda su extensión en busca de la boca del Río Negro en el Uruguay. Antes de llegar el viento se hizo incesante y decidió Gustavo garetear el Banco de arena en busca de los grandes.

Aquí tenemos una primera impresión de lo diferente que es pescar con carnada y con señuelo. Con carnada el garete a río abierto es muy efectivo ya que la carnada se posa en el agua durante todo el garete y va barriendo el banco, si un pez está abajo seguramente si se tienta tomará el engaño.

En cambio para el señuelo es casi imposible pescar gareteando a río abierto con artificiales que se lanzan, recorren 20 metros desde donde caen hasta llegar a la punta de la caña y donde para que profundicen ya se gastan unos cuantos metros antes de trabajar como corresponde.

  

Por lo tanto los piques fueron totalmente nulos durante toda esta mañana de búsqueda gereteada en la zona. Por ello decidimos volver a la costa y ver si había palos, barrancas o algún accidente geográfico tan característico donde el dorado reposa y acecha esperando que la carnada pase por sus fauces. Al llegar nos dimos cuenta que la costa era muy bajita y casi sin accidentes.

Gustavo insistió de que han pescado mucho en esa zona anclados y ahí nos quedamos un largo rato sin tener ni un toque. Decidimos arrimarlos a la boca del arroyo Martinez y anclarnos contra una de las costas, ahí Mariano clavó un lindo doradito con un Payo Flat 100 y Angel sacó una tarucha de entre el barro con un Storm Deep Thin Fin.

Nos metimos gareteando al golpe contra las costas y tuvimos un par de piques fallidos. Sobre el final Mariano clavó una hermosa tarucha con el clásico hot´n tot. Ya sin mas actividad volvimos a donde comenzamos, al Brazo de la Tinta. Nos anclamos nuevamente en el mismo lugar y comenzamos los lances. Al cabo de un rato y con mi banana pescadora cucu clavé un hermoso doradito que me sacó la mufa.

  

Al rato Angel, con todo el ventilador de la suerte prendido, clavó otro pez con una mojarra alfer, después de una buena pelea, saltó y se vió el lomo plateado, un precioso chafalote, pieza muy codiciada por los senueleros, cayó en el engaño. Terminamos el día entrando por el arroyo Brazo Largo sin suerte alguna llegando a la guardería con el sinsabor de una jornada por demás complicada.

Como Alí contra Ringo, no nos sentimos derrotados, al contrario, tuvimos que agudizar mucho para lograr algunas capturas y nos fuimos con la sensación de que fue una jornada mas de aprendizaje que de pesca.

Notas Recomendadas

Por que devolver

Muchas veces se discute si el pescador deportivo es realmente el culpable o no de la depredación de nuestros peces. Muchas veces la conclusión es no. Esto no nos exime de ser responsables de cuidar el recurso que tanta vida nos da. Un pez devuelto es quizas la futura captura de tu hijo

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