Festejos 2
Posteado el 26 Dic 2010 por Walter Marquez | ,
Y como bien había pronosticado en la última salida a Villa Paranacito, todavía faltaba algun festejo mas para despedir a este maravilloso año pesqueril que fue 2010. Así es que se armó una salidita post Navidad a Gualeguay, con la idea mas de juntarnos a pasar un hermoso día que a pescar desaforadamente, aunque a veces se pueden hacer las dos cosas.
Con esa idea se armó la banda compuesta por Nico, su suegro, Angel, Mariano, Telmo y quien escribe para visitar a Jorge Cot que nos tenía una sorpresa. La idea era ir a una estancia que está a orillas del río Gualeguay donde conoceríamos la belleza única y escondida del mismo.
En esta zona el río Gualeguay se transforma en profundos bancos de arena en su fondo, y como por lo general, es de poca profundidad se hace vadeable, siempre con cuidado de no caer en los veriles donde corre el agua y acechan los peces.
Llegamos, hicimos una mateada general de desayuno, escuchamos unos chistes de Mosca, el inefable cuidador de la estancia, y partimos hacia el río. Cuando lo vimos realmente quedamos maravillados de su arena fina, sus bancos interminables y su color azul profundo. Parecía mas un lugar del litoral norte argentino que Entre Ríos.
La idea era tentar algunos doraditos que estuvieran acechando en los veriles donde el agua corría fuerte y era mas profunda. Así pues a caminar, vadeando por el medio del banco y tirando a la costa. Telmo y yo arrancamos con equipos de fly para aprovechar la oportunidad de castear de vadeo en un lugar tan pristíno.
Obviament, como esperábamos, la pesca estaba complicada. Sabíamos que el lugar era un pesquero difícil, pero la sola sensación de estar vadeando ahi ya pagaba la salida, era lo que vinimos a buscar. Relajarnos, juntarnos con la excusa de la pesca, y de paso intentarlo.
Finalmente con mucho esfuerzo Telmito encontró una corredera pagadora donde un doradillo rabioso se animó a la mosca presentada. A diferencia de los dorados grandes que saltan fuerte y poco, estos pequeñines parace que tuvieran electricidad, no para de saltar y hacer las delicias del pescador deportivo. Un lujo.
Al cabo de un rato y viendo que no lograba el timming perfecto para poder pescar con las moscas decidí volverme a la costa y cambiar de equipos. La idea era retomar la pesca con un equipo de spinning para poder usar señuelos y cucharitas.
A mi regreso, empecé con un señuelo duro, una prima stick de Zagaia, tratando de meterlo bien entre los palos hundidos de la costa y que al traccionar pudiera sacar del acecho a estos salminus tan mañosos. Finalemente, en un palerío largo, despues de varios intentos tuve premio y pude subir para la foto un hermoso pequeñin.
Llegamos al mediodía y al momento cumbre. Salimos bien mojaditos, pero con el calor reinante, teníamos todo seco. Charlas de rigor de lo hermoso del río, de las sensaciones logradas, y mucho menos de la pesca, porque la verdad había sido poquitita.
El asado fue fenomenal, bien regado con cerveza helada, y una sombra fenomenal que nos regalaron los árboles a la vera del río. Veramente un momento fantástico del día para reponer fuerzas en busca del último tiron pesqueril del año.
Con mucho esfuerzo volvimos a preparar los equipos para hacer el último esfuercito de ir al río. Antes, decidimos pasar por un arroyito lateral que tenía uan vista maravillosa de cueva taruchera. Lamentablemente no vimos nada de actividad asi que decidimos seguir hacia el río.
Ahi nos dedicamos a castear este bello río. La infinidad de curvas y contracurvas arenosas que nos iba presentando eran encantadoras. En el medio del río el agua podía llegarnos, en algun caso, hasta la rodilla, en las riberas, donde el agua corria fuerte, podías no llegar a hacer pie. Maravilloso.
Para el final tuvimos un poco mas de actividad de doradillos como para terminar con todo la jornada. Yo, usando un minnow, el shashimi, de Yo Zuri, logré un par de capturas preciosas que dieron gran alegria.
Por otro lado, Angel, un poco mas lejos de mi, pero en la misma corredera, embocaba un par de capturas seguidas que le dieron la tan ansiada alegría que se le venía negando. Así pues, llegó el final y comenzamos a desandar las finas arenas de los bancos para salir del agua a terminar de despedir el día.
Un lugar mágico que no conocíamos nos regaló el fin de año. Pasamos un día único con gente que aprecio mucho. Entre piques y asado definimos sueños por venir, pensando en que va a ser muy difícil superar este tremendo 2010 pesqueril. Pero porque no intentarlo, no?.