Chiquitines

El río tiene vida

Posteado el 30 Nov 2007 por Walter Marquez   |   ,   

Un llamado telefónico puede cambiar cualquier historia en la vida, y mas si de practicar nuestro noble deporte se trata. Así fue que el miércoles estaba trabajando en la oficina, como cualquier día de semana, hasta que me suena el celular. "Che, que tenes que hacer el viernes" fue la frase que escuché del otro lado, sin siquiera saber quien me estaba hablando, "y..... trabajo, pero depende de la propuesta puedo cambiar de idea", fue mi respuesta.

Así, después de saber que era el Ingles el que me estaba llamando, y que andaba con ganas de ir a probar a San Pedro en busca de taruchas y doradillos, la respuesta mía tardó como 10 segundos en salir de mi bocota..."y bueno, vamos". Con un llamadito a quien es uno de mis más grandes compañeros de pesca, Diego, completamos la tripulación para esta jornada. También se sumó el hijo del Ingles, quien demostró que de tal palo tal astilla.

El viernes a las 6 de la mañana me pasó a buscar Diego por casa quedando en encontrarnos con los otros dos integrantes en la estación de servicio del Km 89 de la ruta 9. Desayuno reparador y a seguir desandando el camino que nos lleva hasta la ciudad de San Pedro, distante unos 180 Km de Bs. As.

Al llegar nos recibió amablemente quien sería nuestro guía por toda la jornada, Oscar. Pertenencias y equipos al trucker y a navegar. La verdad que el paisaje que se disfruta en este delta sanpedrino es impactante, se recorre como una hora de navegación entre medio de varios arroyos, con vegetación frondosa en sus riberas y un aire limpio y natural que relaja al tipo mas nervioso.

  

Después de varias curvas y contracurvas en las lechiguanas, comenzamos a probar en una corredera. Todos con señuelos de los mas variados, de profundidad y de media agua, sin lograr resultado alguno. Mientras nosotros mojábamos los muñequitos, Oscar se dedicó a pescar mojarras para poder preparar líneas de flote y de fondo con carnada. En esta zona, un día los doradillos sólo pican con carnada, otro con artificiales, así que hay que preparar todo para no fallar.

Al rato y bajo un sol radiante que terminaba de pintar un día maravilloso, partimos un rato mas de navegación en busca de las aguas negras que le dicen, donde el dorado ve mejor los engaños y por ende tendremos mejores chances de pique.Paramos en otra ribera, un poco mas pronunciada, y comenzamos con los lances, sin resultado aún.

Entonces el hijo del ingles y yo armamos las boyas plop, encarnamos mojarras e intentamos ver si aparecía alguna tarucha. Al rato el resultado fue sorprendente, no eran tarariras las que atacaban a las boyas plop, sino los doradillos, que tentados por el ruido, el movimiento y la carnada atacaban sin dudar el engaño. Clavamos algunos con Facu, incluyendo una boga carnívora que nos hizo matar de risa. Al cabo de un rato el guía quiso que siguiéramos navegando en busca de otros lares.

  

Paramos en otra ribera donde hay una inmensa bomba de agua. A esta altura todos estábamos con dos cañas armadas, una con carnada y plop y otra con señuelos, así que íbamos probando de a ratos con cada una para encontrar mejor efectividad. Acá funcionaron mejor los señuelos, tanto la mojarra de strike pro como una mojarra flat, que se llevaron un par de doradillos de premio.

Yo, mientras tanto, me entretuve un buen rato en una zona donde se habían juntado palometas. Este pez es bastante arisco a la hora de picar, haciendo unos toquecitos sutiles y veloces al engaño, lo que obliga a ajustar la clavada para poder transformar a pez en captura.

     

Ya cuando el calor arreciaba y se hacia la hora del almuerzo, partimos hacia mas adelante en los riachos buscando algún árbol reparador que nos diera la sombra para poder hacer el suculento asado. Lo encontramos y ahí anclamos embarcación y bajamos las cosas, mesas, sillas, heladeritas, etc.etc. dieron el marco necesario para el picnic que se venía.

También dio la casualidad de que en este lugar reparado se dio el mejor pique del día. Mientras Oscar preparaba el asado nosotros tuvimos no menos de 30 piques de doradillos tanto de carnada como de señuelos, variando de vez en cuando la técnica.

Diego estuvo tremendo con un spin fish que no sólo logró buenas capturas de doradillos sino que también hizo aparecer a alguna tarucha remolona que brillaban por su ausencia hasta ahora. El Ingles, con paciencia pudo quebrar la mala racha y tuvo su premio, sumando a que se encargó de proveer las mojarras pescandolas con una linea de mano.

     

Seguimos pescando y la cosa no aflojaba. Por suerte el asado recién se empezaba a hacer y tuvimos un buen rato de actividad constante tanto en boyas como en artificiales. Si hay que darle el crédito la plop fue fulminante con mojarra de carnada, pero algunos artificiales de media agua como el spin fish, algun lipless o algun oreno de alfers tambien marcó la diferencia.

Para colmo todos fuimos preparados con equipos livianos y ultralivianos, lo que le daba a cada pelea un placer totalmente especial, era una lucha apoteótica con cada tigre del río, con las varas totalmente arqueadas. Realmente un placer practicar la pesca así.

     

Comimos el asado, lo regamos con cerveza helada, vino y gaseosas y seguimos pescando hasta las 7 de la tarde. De a ratos el pique mermaba, obviamente, pero nos corríamos unos metros a sol pleno y los volvíamos a encontrar, realmente estaban rabiosos los lingotes dorados.

Ya exhaustos y con 1 hora de navegación esperándonos para volver decidimos ponerle punto final a tamaña jornada.Una vez más, una salida de pesca no programada con antelación es la que más satisfacciones provoca, tanto por la sorpresa y ansiedad como por el resultado.

     

Notas Recomendadas

Por que devolver

Muchas veces se discute si el pescador deportivo es realmente el culpable o no de la depredación de nuestros peces. Muchas veces la conclusión es no. Esto no nos exime de ser responsables de cuidar el recurso que tanta vida nos da. Un pez devuelto es quizas la futura captura de tu hijo

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