La colita de la tormenta

Posteado el 11 Dic 2010 por Walter Marquez   |   ,   

Despues de la tremenda aventura ramallense de hacía unos días, las ganas de pescar estaban intactas. Sólo faltaba el llamado de la tribu para que se encauzara una nueva salida. Y así fue, a los pocos días, otra tentadora oferta para ir a Gualeguay se transformó en fecha confirmada y hacia allí partimos.

Equipo semi completo completo esta vez con Telmo, Mariano y quien escribe. Llegamos tempranito a Puerto Ruiz donde nos recibió, como siempre, el dueño de casa Jorge Cot, ya a estas alturas mas que guía un amigo de la pesca. Acomodamos bártulos y bajo un hermoso amanecer y clima perfecto comenzamos la larga navegada hastsa las lejanas canchas de pesca del delta gualeyo.

  

La pesca la comenzamos en las costas del pavón buscando dorados sin suerte, asi que decidimos adentrarnos en los arroyos de la verde para ver si lográbamos dar con ellos. La idea era usar lipless golpeando las costas, tratando de que el señuelo caiga exactamente en el borde de las barrancas, ya que desde ahí suelen salir los dorados a tomar su comida.

Al cabo de un rato empezamos a tener alguna actividad en la boca de un arroyo desaguando en el río. Ahi con un clakin rap 9 rojo furioso logré algunas capturas de palometas. Me bajé de la lancha para entrarle mejor a la boca desde la costa y logré mi primera captura de un doradito, rabioso de ira por haberlo pinchado. Foto embarrada de rigor y de vuelta al agua.

  

Al cabo de un rato se calmó la actividad y nos volvimos a subir a la lancha a garetear el arroyo hasta que encontramos otra zona donde el aga caía desde el campo inundado formando una corredera interesante para castearla.

Ahi volvimos a tener suerte con los doraditos y logramos levantar algunos mas mezclados con palometas atrevidas que atacaban los lipless como los minnows de paleta corta como el Crystal Minnow de Yo Zuri. Veramente otro lindo momento disfrutado con los chiquitines amarillos de la zona.

  

Ya viendo que los doradillos se habían escondido y que la actividad en aguas abiertas era casi nula decidimos ir en busca de ellas. Navegamos unos cuantos kilómetros hasta llegar al point decidido por Jorge.

Nos bajamos en un sanjón largo paralelo a la costa y lo caminamos hasta que se armó una pequeña lagunita. Este era el lugar indicado y comenzamos con los lances, principalmente de señuelos de superficie del tipo yiter. Yo con un yiter de Dell articulado estuve imparable por un buen rato obteniendo hermosas hoplias rabiosas de entre los claros de los pastizales. Marianito no se quedó atrás, mientras que a Telmo todavía le costaba encontrar el timming.

  

Seguimos aprovechando el lugar con varias capturas, algunas de muy lindo tamaño. En el final de esa cancha pude meter un chaterbait, la Blade Dancer de Berkley que anduvo mortal para las niñas. Era dejarla bajar un poquitin y que cuando traccionara tuviera un ataque furioso. Realmente un hallazgo para la zona.

Mientras tanto Mariano seguia intratable en su zona con la variedad de señuelos que tanto le gusta usar a él, Storm y japoneses. Por otro lado Telmo encontraba el swing y con un chaterbait casero hecho por él metía hermosos peces mas alejado de nosotros.

  
  

Con el calor agobiando llegó la hora de la tan ansiada parada técnica del almuerzo. Por suerte lo teníamos a Jorgito para mandarnos a descansar a las reposeras bajo la hermosa sombra de un árbol mientras el preparaba el fueguito para la sartén. Ahi nomás, salieron los primeros churrascos de cuadril que estaban realmente monumentales.

A lo lejos, mientras nos deleitábamos con la comida, veiamos en el horizonte un nubarrón gigante negro que amagaba con venir hacia nosotros. Empezamos apuestas de que si venía, de que no venía, hasta que finalmente nos cayó por la cabeza violentamente, en un rush de media horita de lluvia intensa. Al ratito desapareció, mostrando evidencia de que solamente nos había pasado la colita del temporal por arriba. Gracias a Dios.

  
  

Con el ratito que nos quedaba de pesca Jorgito nos invita a levantar todo y hacer unos ultimos tiritos en la costa de frente al campamento. Allí en el bañado sobre el campo, en una cancha bien barrosa, podríamos llegar a encontrar actividad y de paso nos preparamos para un retorno urgente en caso de que la tormenta girara y volviera por nosotros.

Asi pues, como dijo nuestro excelso guía, ellas estaban ahi. La cuestión fue encontrar un artificial que las tentara en semejante barro y con tan poca agua. Y vaya que lo encontramos, cualquier ranita con cucharita por delante que bajara a ras del fondo era tentación para las hoplias. Ya mas activas logré captarles la atención con un miniglobe de NG que resultó letal.

Con la jornada llegada a su fin decidimos pegar la vuelta ya bajo un atardecer precioso, sin rastros de ese temporal artero que nos asustó tanto. Finalmente, como dijimos, solo fue la colita de la tormenta.

  

Notas Recomendadas

Por que devolver

Muchas veces se discute si el pescador deportivo es realmente el culpable o no de la depredación de nuestros peces. Muchas veces la conclusión es no. Esto no nos exime de ser responsables de cuidar el recurso que tanta vida nos da. Un pez devuelto es quizas la futura captura de tu hijo

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