Al filo de lo imposible
Posteado el 11 Mar 2017 por Walter Marquez | ,
Con ganas de probar cosas en este año nuevo que empezó con buenas pescas, decidimos con el amigo Victor y el amigo Damián ver si aprovechábamos el viento de cola con el que veníamos en suerte y embocábamos una buena pesca en un pesquero raro, dificil eimpredecible como es Villa Paranacito.
No es que el río Uruguay sea un mal pesquero, pero en lo que se refiere a dorados, es un río que rompe con el molde de pesca habitual que podemos hacer en su hermano, el rio Paraná. El dorado se busca con carnada en el medio de los bancos de arena y con señuelos en los juncos de la costa. Hasta ahora yo había probado una vez hace un par de años con resultados desastrozos.
.Con la idea fija de la buena estrella partimos para Paranacito para encontrarnos con un gran guía de la zona, el Profe Borsalini en la guardería Los Pinos. Aunque es medio dificil llegar a la guardería, lo cercano al río que queda y los buenos servicios que tiene la hacen mas que recomendable para atacar al Uruguay.
Cargamos los bártulos y partimos por los hermosos canales del paranacito en busca del río Uruguay. El día era ideal con viento suave y soleado, pero apenas llegamos se nubló y empezó a solplar un viento mas complejo.
Sergio nos avisó que la pesca estaba buena sólo si el río crecía, pero hasta el momento el río se mantenía estable con una leve bajante recorriéndolo. Estas son las cosas que lo hacen bien difícil.
Lanzamos por un buen rato en varias correderas, que al lado de las correderas del paraná, parecen caldos estancados. El dorado brillaba por su ausencia y la paciencia del guía era lo único que nos mantenía activos. Para colmo comenzó a nublarse y verse desde el fondo del cielo un tormentón que galopaba raudo hacia nosotros..
Por suerte, en ese instante, en una boca de arroyo que caía en el Uruguay, encontramos un par de ataques profundos entre medio de los juncos. El que pudo levantar su pescado fue Victor que con un lindo cabezón que tomó un safada de borboleta rompió el maleficio del dia.
En otra boquita, bien pegado a la costa, volvió a destacarse el safada de Victor con otra captura. Se ve que el trabajo en subsuperficie de este señuelo, sumado su buen volúmen, lo hacen parecer un sabalito disparando, resultando muy efectivo.
Le hicimos otra pasada por la misma zona y esta vez el que se sacó la mufa fui yo, tambien con un safada de borboleta (que señuelo increíble este). Aunque los portes eran chicuelos, la alegría de levantarle un pescao a la zona ya era de por si indescriptible.
Nos arrimamos a otra boca y ahi el que tuvo varios ataques fue Damian con un popper de yo zuri, pero que no logró terminarlos en captura. Ante esto puse un popper de yara, el quimeriña y logré mi segunda captura del día con un cabezón mas que respetable.
Cuando le empezábamos a tomar el gustito de los piques la tormentó llegó imponente casi sobre nuestras cabezas por lo que preferimos dar por terminada la jornada en ese momento. No nos quedaba mas que un par de horas y la cosa se estaba poniendo buena, pero la seguridad está primero ante todo.
Ya en puerto la sensación que nos quedó fue amarga. Le teníamos una fe bárbara al lugar y al guía pero evidentemente este pesquero es de los difíciles, de los que hay que visitar muy seguido para embocarle una de esas pescas monumentales que se suelen ver. Veremos si le volvemos a dar una oportunidad en algun momento.