Rioplatenses

Posteado el 01 Jun 2019 por Walter Marquez   |   ,   

Con el eterno problema de la movilidad y del tercer y/o cuarto integrante inestable para armar las salidas, a Victor y a mí se nos complica armar las salidas. Como venía siendo difícil encontrar fecha, destino y disponibilidad decidimos armar la siguiente pesca en un lugar cercano y que nos permita ir en taxi, en el peor de los casos. Así pues encontramos un guía que ya alguna vez usé cuando íbamos a pescar dorados a las chapas de la usina del puerto de Buenos Aires, allá por 2011.

La empresa de guiada es Riomarpesca y cuenta con la gran ventaja de salir del amarradero frente a aeroparque, lo que lo hace fácil y barato. En principio éramos Victor, Ariel y yo en el team con la posibilidad de sumar gente desconocida al tracker ya que tiene capacidad para 6 personas cómodas. Como no pudieron conseguir mas pescadores tuvimos la embarcación toda para nosotros. Un golazo de media cancha.

Me desperté 6 de la mañana, desayuné y a la 7 me pasaron a buscar. A las 7.30 estábamos embarcando. Esto si que no tiene precio en cuanto a la comodidad. El clima era óptimo con una previsión nubosa y apenas una brisa de viento norte. Partimos en la lancha rumbo a la zona del Ditomasso para largar garete desde ahí.

  

Finalmente en destino arrancamos con un viento norte bastante mas intenso del pronosticado. Si bien no era esos temporales tan típicos del riopla, era lo suficientemente fuerte como para que, si no tomabas precauciones, podrían descomponerte. Y así fue, al ratito de comenzar la faena el pelado Ariel llamó a hugo y comenzó una tortuosa mañana de pesca.

Despues de un rato de garetear y de largar ceba comenzamos a tener algo de actividad. Los piques eran lejos, cual costumbre de esta pesca rioplatense, y con boyas grandes que apenas distinguíamos en la corrida. El pescadito que comenzó a aparecer era mas bien medianito, con algunos chicuelos, pero que entretenían la jornada. Todos salimos con boyas grandes, yo con dos lágrimas naranjas y un palito bigotera, Victor con unas chupetonas naranjas y negras sin puntero y Ariel con chupetonas limón con una esférica doble palito cargado de puntero.

     

Por un rato lo perdimos definitivamente a Ariel que se fue a dormir en la punta del bote intentando que se le pase el mareo. El pique seguia ralo, cada tanto aparecía alguna corrida que terminábamos en captura, mejorando lentamente los portes. El guia se comunicaba con el resto de las embarcaciones y estaban peor que nosotros, casi no habían levantado pescado. Así que optamos por seguir el garete sin cambiar nada.

Al cabo de un rato veo una corrida lateral del palito, sutil primero, un poco mas firme despues y lo clavo a unos 50 metros de la embarcación. La caña se plantó y se quedó muda, típico de que del otro lado venía algo importante. Así fue nomas, un hermoso tarugo de arriba de 45 cm, muy gordo y lomudo, se transformó en la primera captura importante de la jornada.

  
  

Un párrafo aparte para la generosidad del rio de la plata. Como el crudo invierno todavía no llegó, no solamente nos entretuvimos con las flechas de plata. Tuvimos varios dientudos gigantes en nuestras líneas y a los infaltables paties hundiendo todo el aparejo de un sopetón, generando casi el paro cardíaco. Tambien se hizo presente un hermoso doradillo que Victor pudo sacar con maestría.

Ya a esta altura optamos por almorzar (los que pudimos hacerlo) y degustar un tintillo soberano y reparador. El amigo Ariel había recuperado un poco el semblante y se saltó la comida, aunque a esta altura el viento había amainado mucho y ya estaba en la brisa norteña pronosticada inicialmente. Como las comunicaciones seguian indicando que nosotros veníamos siendo los mejorcitos de rinde de la zona, continuamos el garete rumbo al sur.

  
  

Lo mejor estuvo para el final. Tuvimos un par de rush de piques del famoso gran paraná del rio de la plata. Fueron siempre espaciados y por rachas, asi contradictorio como suena. Salian dos seguidos, se cortaba, y asi pudimos levantar entre los medianitos y pequeños, unos hermosos tarugos, algunos casi de kilo de peso. Realmente increíble.

Ariel tuvo un doblete de toronjas que casi le saca la caña de las manos y yo saqué un pescado que el lomo parecía de dorado mas que de pejerrey por lo ancho. Una hermosura de un rato, pero una muestra del pescado que tiene el estuario. Ya cumplida la jornada y casi sin viento ni actividad en las boyas, decidimos volver a puerto. 40 minutos para llegar, y 20 para llegar a casa una vez desembarcamos. Impagable.

  
  
  

El ancho Río de la Plata nos regaló una jornada mas que buena. Con un clima ideal que nos permitió disfrutarlo y con algunos de sus tremendos pescados en nuestras lineas. Quizás con mas frío se asiente y aparezca mas cantidad y mas pareja la calidad. Tendremos que hacerle otra visita antes de que termine la temporada.

Notas Recomendadas

Por que devolver

Muchas veces se discute si el pescador deportivo es realmente el culpable o no de la depredación de nuestros peces. Muchas veces la conclusión es no. Esto no nos exime de ser responsables de cuidar el recurso que tanta vida nos da. Un pez devuelto es quizas la futura captura de tu hijo

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