Paranacity
Posteado el 27 May 2006 por Walter Marquez | ,
Con la temporada del pejerrey ya en empezando a asentarse llegó la hora de probar un nuevo pesquero. Esta vez la banda eligió trasladarse unos 150 km de cap fed en busca de Villa Paranacito, cuna de buenos matungos. Asi pues, el grupo se armó con Jorge, Pablo, Walter, Ernesto y quien escribe que partimos en dos autos bien tempranito para llegar a la Villa.
Al llegar al embarcadero nos esperaba ya el guía Leo con el trucker gigantesco donde compartiríamos comodamente la jornada. Al agua y a navegar los canales interiores del delta de Paranacito para salir a río abierto en el río Uruguay. Nos recibió en el camino un imponente amanecer dorado que nos voló la cabeza no bien lo vimos.
La pesca habitualmente en esta zona del río Uruguay se hace navegando mucho de entrada en busca de la costa uruguaya de Nueva Palmira y de ahí comenzar con lentos garetes hacia donde nos lleve la correntada y el viento. Así pues lo hicimos, con el viento norte que nos llevaba hacia la costa Argentina.
No tardarmos mucho en tener los primeros piques en superficie. Lindos pescado, vigorozo y con un aspecto sano, eso sí, flaco y largo, evidentemente ya habían desovado y estaban en franco retroceso. Así arrancó Pablo, lo seguí yo, Ernesto, Jorge y hasta un doblete de Walter con lo que al cabo de un rato ya habíamos debutado todos con corrida en la puntera.
Terminamos el garete ya cuando nos acercamos al medio del río, no valía la pena seguir avanzando cuando el pique se había dado bien aguas arriba, por lo que desandamos nuestro camino para acercarnos nuevamente a la costa Uuruguaya.
Con boyas chupetonas, quilladas y lágrimas, siempre buscando colores claros (blancas de panza o amarillas limón funcionaron mas que bien) la segunda pasada resultó igual de buena que la primera. Los piques eran francos, con corridas firmes y largas y, por suerte, a no demasiada distancia de la embarcación, lo que para nosotros los chicatos es una bendición para no tener que pescar al pulso.
Almuerzo liviando en el medio del río para no despertar ningun llamado a Hugo (Dios de la despompostura de los pescadores, jaja). El río se venía portando bastante bien, aunque es algo que es sabido, esta zona del Uruguay es mas reparada y menos propensa a los grandes revoltijos de agua que suele haber en el Rio de la Plata.
Así pues con la panza llena ligeramente, volvimos a retomar los garetes desde a costa uruguaya en un par de oportunidades. En la primera el pique se había calmado y por ende nos corrimos un poco mas arriba para la segunda y última pasada, llendo a la boca del Negro, un río mítico uruguayo. De ahi soltamos garete largo que aprovechamos para que nos acerque a la costa argentina como destino final.
Este último garete fue el mas pagador con buenas capturas de porte respetable y peleas memorables. Ya con la jornada terminada decidimos retomar los canales interiores para llegar a puerto. Villa Paranacito nos había regalado una excelente jornada de pesca de pejerrey, realmente amerita hacerle una nueva vivista en próximas salidas.