Paciencia y recompensa
Posteado el 15 Feb 2021 por Walter Marquez | ,
Paciencia, otra vez esa palabra. El que espera, desespera y se confunde. Sobre todo cuando nos topamos con la incertidumbre de no saber cuándo va a llegar lo que anhelamos. No te canses de esperar. La recompensa espera que tengas paciencia. Sin embargo, la paciencia es algo más que esperar, es la expectativa calmada, es una especie de pausa en nuestro anhelo. La paciencia no nos adormece, se impone a la angustia y nos despierta.
Toda esta pequeña introducción es solamente el preámbulo a una nueva salida que hicimos con el Manco´s Team en busca de las hoplias malabaricus a la zona de San Pedro y que, como siempre en la pesca, tiene variables e imponderables que hay que saber sortear justamente con paciencia.
Ya con equipo conformado por Ramiro, Ariel, Victor y quien escribe (Dami se quedó afuera esta vez) partimos bien tempranito rumbo a San Pedro. En la previa Pedrito nos avisó que había crecido muchísimo el río y que la cosa iba a estar complicada, teníamos que trabajar mucho para encontrarlas. Al llegar la sorpresa fue mayúscula por la cantidad de agua vista, mas de 1,5 metros había crecido desde nuestra última visita, hacia un mes.
Navegada intensa bajo un viento que al principio era leve pero cuando nos metimos en el Sepultura empezó a soplar con mayor intensidad. Pasamos la cancha donde habíamos pescado la salida anterior ya que con tanta agua se había borrado la costa y se había formado una intensa corredera. Resultado ahi ya no hay tarus. Avanzamos unos cuantos minutos mas y nos adentramos a un arroyito que desembocaba en una laguna. Desde arriba del bote comenzamos lances, pero el viento hacía casi imposible la pesca, por lo que decidimos bajar, embarrarnos un poco y pescar con el viento de espaldas.
El lugar estuvo durísimo, a pesar de lo prometedor, no se notaba casi actividad, salvo por los sábalos que estaban explosivos por todo el espejo lacunar, increíble verlos saltar y explotar el agua, obviamente no atacan señuelos, ni era lo que veníamos a buscar. Con mucha paciencia, mucha mucha eh, fuimos teniendo algún ataque timidón, y un par de capturas en el haber. Rami encontró una cuevita donde tuvo un par de ataques mas, pero la verdad, estába durísimo todo y decidimos movernos nuevamente.
A navegar de nuevo por unos minutos recorriendo el arroyo hasta que dimos con otro hilo serpenteante que se metía dentro del campo, seguramente en busca de alguna laguna que no teníamos a la vista. En este caso el lugar era muchísimo mas angosto, apenas un hilo, pero con algo de profundidad para esconder tesoros.
Victor ya desde la lancha arrancó con piques y capturas a su badline, lo que auguraba una mejora notable en el lugar. El viento cesó lentamente dejándonos realizar buenos lances a la zona, pudiendo peinarla toda. Acá la cosa cambió radicalmente, la actividad era incesante, siempre con señuelos blandos del tipo badline o ranas zman.
Así, pues fueron cayendo capturas una a una, una locura la actividad en el lugar. El que estaba complicado todavía era Ariel, que clavaba y clavaba pescado pero se le soltaban al primer salto, no estaba justo con la clavada, pobre.
La variedad de señuelos probados fue importante, siempre dentro de los márgenes que permitía la profundidad del agua. De a ratos probábamos algun stick con menor resultado, pero en superficie la blandita de donkb o la moss boss original tenía excelentes resultados.
La mañana continuó con la recompensa a pleno, con muchas capturas. Lo que si cabe aclarar es el tamaño de las tarariras, todas pequeñas y eso nos llamó la atención. Siempre alguna grande sale y estas parecian todas cortadas por la misma tijera, cosa que nos hacia sospechar lo peor....los malloneros.
La cosa se puso seria ya llegando al mediodía. Parecía que aflojaba, nos corríamos unos metros y volvía la actividad. Yo puse primero una rana de donkb que fue tremendamente efectiva bajo superfice. Cuando me cansé cambié estrategia y me fui con un paseante/stick de goma de Yara, el snake fish, que las volvió locas por un buen rato en superficie, tremendo.
Hasta algunos señuelos duros salieron a la cancha como el Red Pepper de Tyemco y el Bent Minnow de OSP de la mano de Victor, fanático si los hay de este tipo de artilugios. LLegada la hora de la comida dedicimos parar la pesca, nos costó mucho, porque había sido muy buena esa parte de la jornada, pero ameritaba descansar ante el sol radiante de febrero.
Navegamos un rato hasta encontrar un buen lugar con sombra para hacer el asado. Ese rato de descanso y paz, rememorando los momentos vividos hacia instantes es uno de los que mas he aprendido a disfrutar de cada salida. No todo es concentración y pesca, el mirar el río tomando un buen Malbec y degustando unas carnes braseadas no tiene precio.
Ya con la panza llena nos dedicamos a rearmar estrategias para el ratito que nos quedaba de pesca. Pedro nos dice que vamos a ir a probar a los terraplenes, un lugar que yo conocía bien, pero que hacia muchos años que no iba. La expectativa era buena, mas pensando en que con la buena pesca hecha hasta ahora, la presión era menor y mayor el disfrute.
Llegamos y nos trepamos al terraplen para pescar del lado de adentro. Ahi nos encontramos con otros pescadores, pero como el lugar es amplísimo y el dato que nos dieron estos muchachos era que había muchísima actividad. Nos corrimos apenas unos metros para meternos en una curva bien pronunciada y pescar el recodo desde arriba del terraplen.
Realmete la actividad en este lugar tambien fue incesante, pero con una modalidad apenas distinta a la otra. Se necesitaba profundizar mas para lograr ataques francos, y para ello las ranas del tipo zman y/o donkb con cucharitas lastradas eran letales.
Llegada la tarde Victor se cansó y se empachó de tarariras, por lo que decidió ir a descansar a la lancha. Mientras tanto nosotros seguimos ponga y ponga, es mas, cuando pusimos los lipless la pesca fue excelsa. No es un señuelo que amemos usar, pero a mi particularmente no me molesta ponerlo cuando hay que rascar el fondo, y acá barrenamos todo!
Cuando el grito de Victor para volvamos a la lancha estremeció el terraplen, nosotros ya estábamos dispuestos al regreso, asi que no nos costó demasiado abandonar la cancha y retornar a la lancha.
Arrancamos el día con condiciones de río y clima como para un sapo tremendo, la primer cancha nos tiró una situación de desesperación ante el posible fracaso. La paciencia para rearmar estrategias y decidir buscar nuevos lugares dió el resultado esperado y la recomensa fueron charcos infestados de tarariras espernado a que los pescáramos.