El majestuoso Sucundurí

Posteado el 05 Nov 2022 por Walter Marquez   |   ,   

En el año 2020 teníamos programado un nuevo viaje-sueño, de esos que siempre tuve en mente y que no creí poder cumplir nunca. El lugar elegido era el Rio Abacaxis en la cuenca amazónica. Ya había conocido la llanura colombiana y la mata del matogrosso, me faltaba la selva del Amazonas, y quería cumplirlo. Lamentablemente ¿que llegó?. Si, la pandemia de COVID.

Así pues estuvimos suspendiendo la salida hasta el 2021 y cambiando el lugar ya que en el Río Abacaxis las tribus locales no permitían el acceso de gente del exterior para evitar contagios. Finalmente cuando llegó la fecha, tambien nos jugó una mala pasada un rebrote de COVID que, sumado a una gran crecida dió por caída nuevamente la salida.

Pero la esperanza nunca se pierde y, finalmente, en noviembre del 2022 visitaríamos el Río Acarí, o eso era lo que estaba organizado, hasta que llegamos a Manaos y nos avisaron que el barco se había movido al Sucundurí donde la pesca estaba mas firme. Una locura poder visitar de rebote ese río tan mítico que lo tenía como idea fija desde hacía años!

Así pues, salimos desde Buenos Aires 9 argentinos enloquecidos que se sumarían a 3 mas que viajaron una semana antes para probar la pesca en otro destíno amazónico. El encuentro entre algunos que ya nos conociamos como Victor y Néstor, sumados a nuevos amigos: los cordobeces Javier y Pato, mas Coco y su tío Javo. Completaba esta delegación Daniel y el hijo de Bobby, Juanito. Allá nos encontraríamos con Marianito, Sergio y el gurú Bobby.

Despachamos todo, con el peso justo ya que estábamos muy limitados en el viaje del hidroavión a 15 kilos por personas, lo que nos hizo achicar al máximo los petates. Vuelo a San Pablo, donde hicimos escala para despues partir a Manaos, todo en vuelos de LAN.

  

Llegamos a Manaos y la piel se me hizo de pollo. La mítica ciudad, entrada obligada de pescadores ávidos de encontrar su trofeo en aguas amazónicas, es realmente imponente. Muy grande, muy brasilera y muy acuática, bañada por el río negro y por el río amazonas, genera sueños pesqueriles apenas se pisa su tierra.

Para descansar, Bobby nos contrató el mejor hotel de la ciudad, el Tropical. Un hotel nuevo, que está refaccionando el hotel viejo y milenario. Con buenos servicios y una pileta de aguas infinitas, que caen al Río Negro, que la hace única.

Aprovechamos para descansar en el hotel, hacer plieta para despues de la siesta, ir a otro lugar mítico para los pescadores, la casa de pesca Sucurí. Allí nos gastamos unos cuantos reales en todos esos señuelos específicos para la pesca del tucunaré y que nos es tan difícil de conseguir en Argentina. Señuelos japoneses como el Bonnie de Jackal o el Red Pepper de Tiemco se sumaron a mi caja, también algunos de nakamura como el sara sara 100 y las nuevas estrellas zap 90 o la helice rocket 140.

Post las compras nos fuimos a cenar unas pizzas ahi cerquita y a dormir. Al otro día nos despertamos temprano, desayuno, caminata por la ciudad donde vimos lo colorida y norteña que es. Un paseo por el shopping en busca de havaianas y de vuelta al hotel para terminar de empacar todo.

  
  

Ya en el aeropuerto nos encontramos con Mauro de Almeida Prado(primo y socio del famosisimo pescador, periodista y responsable de la operación Pescaaventura, Rubinho de Almeida Prado) que nos guardaría las valijas hasta el regreso. La idea era ir lo mas liviano que se pueda, solamente la ropa en la mochila y el resto las cosas de pesca. La logística estaba repartida en dos grupos, ocho viajaban directo en hidroavión al barco en el río y ocho ibamos en avioneta hasta Novo Aripuanã, donde después nos venía a buscar el hidroavión.

A mi me tocó en la ida la avioneta. Un viaje de locura donde nos agarró una tormenta que nos hizo pegar un susto bárbaro. El cesna se bancó bien la situación y aterrizó en la pista de tierra embarrada. Una locura.

Al rato llegó el hidroavión y partimos en un viaje cortito de 20 minutos hasta que nos encontramos con las mágicas aguas del Río Sucundurí y en una de sus riberas nuestro hogar por los próximos siete días, el Dotores das Aguas.

  
  
  

El barco

Hablar de esta salida es hablar del barco y para entender el barco hay que remitirse al maravilloso proyecto que lo sostiene fuera de la temporada de pesca. El proyecto Doutores das Aguas fue creado en 2011 con el objetivo de llevar atención médica, odontológica y de higiene a las poblaciones ribereñas de la cuenca amazónica. Alrededor de 2.000 ribereños son atendidos anualmente con el objetivo de promover mejoras en los indicadores de salud y calidad de vida de estas comunidades. Una vez al año, un equipo de 50 voluntarios sale de la comodidad de sus hogares para brindar atención a estas familias.

La embarcación, que es propiedad de Rubinho de Almeida Prado, está equipada con 4 consultorios odontológicos completos, con sillones y rayos x, esterilizador, 4 consultorios médicos, quirófano pequeño, farmacia, cafetería, cocina, alojamiento para empleados , 8 suites con capacidad para hasta 32 voluntarios y zona de ocio.

Este barco, en temporada de pesca, se transforma en la casa de los pescadores de la operación PescaAventura, propiedad de Rubinho y Mauro. Durante 7 días nos ofrece camarotes para dos personas con agua caliente y electricidad todo el día. La zona de la terraza se transforma en el lugar de recreo cuando volvíamos de pescar y el comedor en un lugar de prueba constante de los mejores platos de comida casera rivereña del Amazonas. Yacaré, tucunaré, feijoada y mil opciones mas totalmente maravillosas fueron las opciones de almuerzo y cena.

El equipo se complementa con dos asistentes que hacen las veces de mozas, barman, limpieza de los camarotes, lavado de ropa y todo lo que se necesite. Dos cocineras, mas un par de asistentes dentro del barco se agregan a los 10 piloteiros dispuestos a llevarnos a pescar cada día. Un equipo de primera en un servicio increíble en el medio de la mata amazónica. 

        

1er día de pesca.

A las 6 de la mañana ya estábamos desayunando en el hermoso comedor. Ahi nos dió los primeros tips el amigo Rubinho, no sólo de la pesca, sino tambien de como movernos en el barco. En general, afable, pero estricto, el protocolo está muy bien pensado para evitar accidentes tanto en el embarque de las lanchas como en la llegada, asi como en donde se dan los servicios según la hora. Tambien la publicación de con que piloteiro saldríamos cada dia ya que se rota todos los días para evitar quejas. En general son todos excelentes guías, pero siempre surge los gustos personales, sobre todo los que ya han hecho este viaje, con la rotación

Con la panza llena, embarcamos con nuestro primer piloteiro, Alisson, rumbo a las resacas y lagunas interiores del Rio Sucundurí. Durante nuestra pesca matutina el barco se movería rumbo a la boca del Sucunduri con el Acarí. Por ello navegamos hacia esa zona para iniciar la pesca del día.

En las primeras resacas yo arranqué con el infalible Brava 110 de Marine Sports. La idea era buscarlo en subsuperficie hasta estar mas seguros que comían firme arriba. Asi pues fueron apareciendo los primeros pequeños tucunares, rabiosos en su ataque, si la técnica de trabajo del señuelo es la correcta. Victor tambien tuvo algo de actividad arriba con señuelos de superficie, no tan firme, pero actividad al fin.

  
  

Ya transcurrida las primeras horas de la mañana nos dimos cuenta de la tremenda firmeza del pique. El tucunaré estaba rabioso y empezó a atacar todo lo que se cruzara por adelante. Sin llegar a tener capturas de buen tamaño, que este río los tiene sin lugar a dudas, la intensidad nos hizo pasar un rato de lo mas glorioso en cuanto a pesca deportiva se puede pedir.

Entrábamos a las resacas, como explicación son desbordes muy profundos del río que va comiendo la tierra y que genera infinidad de árboles muertos en su superficie, y ya se veía actividad por todos lados. Era cuestión de pegarle al huequito elegido y que saliera el cazador a buscar su presa con una locura ciega digna de esta especie.

Acá ya empezamos a probar cosas arriba y cosas a subsuperficie. En lo top a mi me resultó tremendamente efectivo el hunter baits de yara, que es la imitación brasilera del red pepper de tiemco japon. Cuando costaba un poquitito mas, volvía a subsuperficie con el arma mas mortal que he tenido en estas pescas amazónicas hasta ahora, el lelé de borboleta color arari es infalible y levanta pescados como ninguno, si lo manejamos bien rápido stickeandolo en uno o dos toques.

  
  

Nos fuimos moviendo bastante poco ya que donde llegábamos había actividad mas que firme. Yo aproveché para probar el Sara Sara 100 de Nakamura, un paseante stickeado que trabaja tanto a zig zag constante como a golpecitos de caña generando mucho barullo. Realmente muy efectivo. Mientras nos íbamos acercando a la hora del mediodía pudimos realmente cerrar una primera media jornada notable.

De a ratos, y para no perder el tiempo, fui probando algunas cosas, como el Biruta 90 de Deconto que me resultó tremendamente efectivo en este día y en otros donde el pique no estaba tan firme. Ya llegada la hora de encarar el regreso al barco para almozar empezamos a realizar el raconto de las primeras horas en el Sucundurí. Notable e ilusionadora, asi la podemos catalogar, aunque al final de viaje terminara siendo la mejor media jornada de todo el viaje. Hubo otras, pero ninguna tan pero tan activa como este recibimiento.

  
  

Y ahi fuimos de nuevo al barco en busca de un almuerzo reparador. Realmente teníamos la duda de si valía la pena cortar la pesca para ir al barco, pero ya en esta primera aproximación la respuesta fue respondida. Es impagable llegar, tomarse una caipiriña fresca y pasar a almorzar al comedor con aire acondicionado. No solamente es impagable esto, sino lo que viene despues con la panza llena, la siesta reparadora. Tirarse un ratito en el camarote con aire acondicionado y cerrar los ojos es lo mejor que uno puede hacer en una salida que exige mucho desde lo físico.

Ya levantados de la siestona y aprovechando que el día seguía nublado, decidimos a las 14.30 volver al ruedo pesqueril. Nuestro guía Alisson nos recomendó aprovechar la actividad en superficie y probar con iscas del tipo stick. Y con ese requerimiento salí a matar tanto con el Sara Sara 100 y con el Red Pepper de Tiemco. Y la verdad estuvo espectacular.

No fue tanta actividad de chiquitos, mas si de variados peces. Aparecieron las trairas donde desacelerábamos el señuelo, tambien los hermosamente extraños jacundas. Y cuando acelerábamos la velocidad empezaron a atacar tucunares de un poquito mejor porte.

  
  

Estábamos llegando a la media tarde y la cosa seguía muy bien. Mejores portes en superficie y empezaron a aparecer algunas pequeñas vicudas tambien. Una delicia. La jornada fue terminando con un recuento increíble de cantidad de peces capturados, pero muchos mas de ataques errados, ya que la actividad frenética en superficie del tucunaré viene de la mano de muchos yerros al artificial presentado.

Emprendiendo el regreso disfrutamos del primer atardecer en el majestuoso Sucundurí, un regalo imposible de cuantificar. Al llegar al barco nos fuimos a la terraza a disfrutar de unas caipiriñas maravillosas hechas por las chicas. Ahi, charlando con cada equipo recabamos la misma información, el río estaba explotado de peces y estaban hambrientos. No podíamos pedir mas para el primer día, bah, si, la cena impresionante y la sobremesa de truco bañada en wiskey, redondeó una primera jornada apoteótica.

  
  

2do dia de pesca.

Comenzamos nuestro segundo día de pesca con la expectativa muy alta. El clima seguía siendo nublado, lo que era muy benévolo para nosotros. El guía para esta jornada pesqueril era el amigo Bauzy. Gran guía tambien, muy atento a ayudarnos e ir marcándonos los tiros ideales para encontrar a los ansiados tucunarés y alguna que otra especie que todavía nos venía siendo esquivas.

Arrancamos directamente a buscarlos en superficie, con sticks de probado rendimiento como el Realis Pencil de DUO e el Bonnie 107 de Jackall o el Red Pepper de Tiemco. Toda armada japonesa para el arranque. Cabe decir que nos costó un poquito el arranque, no tanto por la actividad sino mas bien por la efectividad. Es evidente que tienden a errar un poco mas los ataques los tucunarés corriendo en superficie los engaños. Pero ver el ataque es impagable.

Ya mas avanzada la mañana hasta una hélice amazonera salió a la cancha de la mano del amigo Víctor y logró alguna captura. Ganas de usar hélices no faltaban, pero realmente se hace difícil, cuando la actividad es tanta, pero de pescadito pequeño. La hélice tiende a seleccionar, y todavía no habíamos visto mejores tamaños que ameriten su uso.

  
  

Seguimos probando en algunas resacas muy prometedoras donde enontramos actividad. No era constante como el día anterior, pero no dejaba de ser una excelente producción. Era cuestión de embocar bien el tiro y se lograba el tumulto en el agua.

Asi pues nos pasó que en un hermoso palerío interior vimos un zafarrancho explosivo en el agua. Eran tucunarés ya de mejor tamaño cazando violentamente. Le fuimos tirando desde lejos y los bichos atacaban violentamente pero erraban el ataque. Nos moríamos de nervios por tratar de obtener uno de esos monstruos hasta que finalmente mi tiro paso bien pegado al palo y el tucunaré atacó violentamente tomando el red pepper franco.

Lo que siguió fue una corrida tempestiva que hizo que me ganara los palos. Se enredó y me dejó trabado del otro lado del palerío haciendo tension para no perderlo, pero no tanto para cortar la linea. Nos acercamos lentamente y Bauzy pudo liberar el enriedo por lo que pude pelearlo un poco mas terminando en una hermosa captura.

  
  

Acercándonos al mediodía, hora donde volveriamos al barco, Bauzy nos llevó a un palerío mas río abierto donde salieron algunos pequeñines con jigs de yara, primordialmente. En frente, una extensa playa con canales de agua mas profundos que otros, se erguía y hacia allí fuimos.

Estuvimos lanzando allí por un rato hasta que mas adelante, mientras gareteábamos la costa dorada, empezó a explotar el agua. Unos tucunares de buen porte estaban comiendo en la playa, escondidos en las partes profundas y saliendo ante movimientos de presa.

Despues de varios lances salió la bestia. Usando un Sara Sara 100 de Nakamura me explotó el agua, lo clave con mi exage de 15 libras y emprendió una corrida monumental en la playa que me regaló un viaje en extasis. Una vez domado lo subimos y me regaló una tremenda pieza de 4.250 kgs. Notable!

Victor no se quedó atras y logro sacar algunas piezas de buen porte de casi 3 kilos. Una playa rendidora y sorprendente en el majestuoso Sucundurí. Estos eran los secretos que veníamos a desentrañar y que, por suerte, nos reveló este mágico río.

  
  

Regreso al barco con una pesca mas que maravillosa en esta media jornada. Costó encontrar los cardúmenes de peces chicos pero encontramos, mucho mejor porte en lugares muy puntuales. Impagable, asi como impagable fue el baño al llegar, el suculento almuerzo y la reparadora siesta que nos pegamos. Ahora si estábamos empezando a pagar el viaje agotador y era preferible el descanso a quedarnos sin energía.

Asi pues, salimos un poco mas tarde que el día anterior, pero dispuestos y con ganas. La cosa estuvo mas complicada, nos costó encontrar el pescado, siendo algunos pequeñines en primera instancia. Pero como premio, en una resaca metida debajo de un tronco pegué una hermosa arawana de superficie. Esta especie la tenía como un pendiente de viajes anteriores y lo pude cumplir en este, con un ejemplar de muy buen porte.

Asi terminamos la jornada dos del día, con buena pesca, buenos portes y algunas sorpresas de tamaño y de especies. Un río mágico que me estaba demostrando porque lo soñé tanto.

  
  

3er dia de pesca.

Me desperté tempranito para el 3er día de pesca. Cuando me asomé una intensa neblina tapaba todo y daba la sensación de que tendríamos un día de mucho calor. No le erré en el pronóstico. Desayunamos fuerte y nos preparamos para salir, aunque demorados, con nuestro guía del día de la fecha, Cindomar.

A las 7.30 de la mañana, y con una hora de atraso hasta que bajó la bruma, comenzamos la navegada. La idea era hacer unas buenas pasadas en las resacas de árboles hundidos. Al cabo de unos cuantos lances subí el primero, bastante pequeño, con el imbatible currisco 90 de Nakamura.

Al cabo de un rato, en uno de los lances Victor tuvo un ataque feroz en superficie que no logró tomar el engaño. Obviamente, atrás de la fallada salió mi señuelo, en busca de ese pez deseado. Fueron varios lances de ambos buscando irritarlo, hasta que finalmente tomó mi señuelo y se transformó en una hermosisima captura. Tremendo el tucunaré!!!

  
  

Seguimos pescando la resaca llena de troncos, hasta que uno de esos troncos nos mostró que se movía!. Era un hermoso yacaré camuflado y que atacó con rabia el señuelo de Victor cuando le cayó la cabeza. Que problemita sacarle el artificial sin lastimarlo. Por suerte, Cindomar, nuestro guía, se tomo la paciencia de arrimarlo, atarlo de la boca y poder sacarle el artificial sin lastimar al reptil.

Seguimos resaqueando en superficie bajo un calor agobiante. Hoy si se sentía el verdadero calor amazónico y nos tenía medio acobardados de calor. Igualmente algunos tucunarés pequeños fueron saliendo, sobre todo con el Sara Sara y el Bonnie.

  
  

Navegamos durante un rato hasta otra entrada de laguna donde empezamos a golpear con precisión entre los palos. Asi siguieron saliendo algunos pequeñines que atacaban con vehemencia al paso de los sticks en superficie. Lo que si nos pasaba era que en cuanto nos cansábamos de castear y traíamos el artificial con mas cadencia aparecían ellas, las trairas.

Ya nos habían contado que habían muchas hoplias, pero que la forma de encontrarlas era bajar la veolcidad de recogida. Y asi se daban, lo que si, el ataque no era timidón como en Argentina, explotaban en el agua y si erraban se metían de nuevo entre los palos. Se ve que en estos ríos, nadie duerme porque sino pasa de cazador a cazado en cuestión de segundos.

Dcidimos explorar otra playa como en la jornada anterior, pero los resultados fueron magros, no estaban cazando en los canales naturales de arena. Ya con el calor arrebatándonos, comenzamos la vuelta al barco para parar a almorzar. Mañana dura, con menos actividad que los días anteriores, y un cansancio que se empieza a sentir y a pedirnos regular el físico.

  
  

Ya en el barco disfrutamos de la consabida refrescada en la ducha, unas buenas caipiriñas en la terraza de la embarcación y un almuerzo frugal de pollo y yacaré que nos dejó pipón para la siesta. Post ella, nos dispusimos a salir al río nuevamente, ya con cielo que dejaba entrever algunos nubarrones negros a lo lejos bajo un calor sofocante y húmedo que se hacía premonitorio de tormenta.

Fuimos en búsqueda de algunos arroyos interiores donde el agua corría fuerte, y en los que las estructuras eran algun árbol hundido en la costa o barrancas que profundizaban rápido. Con paciencia logramos obtener algunos tucunarés rabiosos que atacaban principalmente en subsuperficie. Sin ser una locura como en días anteriores, veníamos en franca mejora hasta que los nubarrones empezaron a ser truenos.

Y finalmente los truenos que se escuchaban lejanos comenzaron a ser cercanos, violentos y acompañados de relámpagos. Todavía la lluvia no acompañaba, pero teníamos que tomar la descición de seguir alejándonos del barco o comenzar la arrimada. Optamos por la segunda ya que por mas que el agua no llegaba, los relámpagos si y se hacia mas peligrosa la jornada. Asi pues dimos por terminado un poco antes este día, incompleto, pero un hermoso día pesqueril, al fin.

  
  

4to dia de pesca.

Finalmente despues de tanto amague la lluvia llegó. Toda la noche la escuchamos caer sin cesar. Por la maañana, decidimos desayunar tranquilos y esperar a que amaine un poco para salir. La verdad que pescar mojados no es muy agradable, y menos si está ventoso y con relámpagos, asi que había que armarse de paciencia para intentar comenzar la jornada con el mejor clima posible.

A las 9 de la mañana finalmente la lluvia casi que cesó por completo y partimos raudos con nuestro guía del día, el fenomenal cacique Edoardo. Navegamos para buscar una resaca que no dió actividad y entramos a un arroyito muy angosto que terminaba vertiendo aguas en una pequeña lagunita con un banco de arena en el medio. Allí comenzamos los primeros intentos tirando a la nada misma, o sea al medio del espejo.

Para sorpresa nuestra, alli estaban los tucunarés comiendo sobre el banco de arena. Así que con señuelos de superficie como el Bonnie de Jackall el agua explotaba en cada pasada. Se ve que el clima y el famoso repiquete (que es cuando viene agua de lluvia desde el cauce superior y hace subir la altura del rio rapidamente) que tanto mal hace para la pesca, provocaba que los ataques eran muy erráticos.

Igualmente le pudimos levantar varios pescaditos a la zona, incluyendo una piraña negra gigante que no me pinchó el bonnie de casualidad. Ya cuando se calmó la cosa entramos a navegar por el arroyo en busca de otras resacas, pero la lluvia a esa altura se había puesto realmente muy intensa de nuevo y, totalmente empapados decidimos volver al barco un ratito antes para secarnos, almorzar y esperar mejor clima.

  
  

La llegada de es mejor clima se hizo esperar un rato, pero finalmente cedió la lluvia y pudimos volver a navegar. Sinceramente el famoso repiquete se hizo sentir y nos costó mucho conseguir algo de actividad. No era por falta de actitud, ni de variar en los lugares ni artificiales, el Casique Edoardo, nuestro guia, le puso un empeño digno de los mejores guías de pesca, pero estaba dificil.

Para colmo mientras pescábamos en unos barrancos se largó de nuevo a llover con la misma intensidad de la mañana. Ahi ya no paró mas,seguimos pescando bajo la lluvia, totalmente empapados, y con muy magra actividad. Cada tanto salía algun tucunaré timidón, pero el pique era espaciado. Finalmente, casi llegando a la hora normal de volver, decidimos emprender la retirada y dar por concluida la jornada lluviosa de la fecha.

Fue un día bastante pobre, pero que con estoisísmo logramos termnar. Por suerte sería la mas floja en cuanto a capturas del viaje, y por suerte, sería la última bajo el agua, ya no nos llovió mas en toda la estadía. Había que pasar un día bien tropical de esta zona, y lo pasamos.

  
  

5to dia de pesca.

Amanecimos en este 5to día de pesca con la lluvia que se había ido. El cielo seguía nublado, pero ya no amenazante, por lo que esperábamos una jornada mucho menos dura en cuanto a lo climático. Sobre la pesca, el temor era que con tanta agua caida, el famoso repiquete del que ya hablamos se intensificara y terminara de arruinar el río. Para este día nuestro guia sería Dulce, afable como el resto de los muchachos, y muy servicial.

Arrancamos pescando mas riberas y barrancas que resacas. Cada guía tiene su librito y hay que adecuarse a ello, asi que a poner el señuelo que uno cree que es el indicado y a trabajar. Yo arranqué este día pensando en buscarlos en subsuperficie ante tanta agua caida. Asi, pues, salí con el Biruta 90 de Deconto, un stick hundido que trabaja errático y que es muy atractivo en estas condiciones.

En esta mañana aciaga, se dió un tema muy particular, la efectividad. En efecto, con Victor compartimos similares cantidades de ataques, o por lo menos, no tanta diferencia como si se vió en las capturas. Yo estuve muy efectivo y Victor tenía muchos problemas de clavada, no se si por la acción de la caña que estaba usando, no se si por los simples que le pone a los señuelos, o por que el día era uno de esos que todos tenemos cada tanto y que no se alinean nunca los planetas. La diferencia fue notable.

Al cabo de un par de horas largas de pesca podría decirse que volvió a mejorar la actividad y que el repiquete no afectó mas de lo que ya había afectado anterior a la lluvia de ayer, podíamos seguir pescando con buena actividad de tucunarés.

  
  

Nos seguimos moviendo entre lagunones interiores donde la actividad siguió en la misma perspectiva. Cabe destacar que estos espejos de agua no tenían la resaca hundida de los árboles secos, eran mas bien con costas de árboles frondosos que caían sobre el agua, en esa sombra y en las barrancas entre la espesura de la floresta, estaban los tucunarés.

Seguí con buen ritmo de captura de pequeños tucunarés a los que sumé actividad de otras especies en el mismo tamaño pequeño. Asi fui subiendo algunas trairas, algunas pequeñas bicudas y hasta unos saicangas (voráces estos pequeños predadores). Realmente se mantuvo entretenida la mañana, sobre todo en la continuidad de actividad, lo que lo hace mas divertido aún.

 
  

Me reservo el momento máximo de adrenalina de toda la salida para estas lineas. La pesca venía bastante bien en cantidad, aunque nos venía faltando alguna vaquita que destacara en la jornada, y por que no, en la salida. Seguimos navegando lagunas hasta que nos metimos en un arroyo que era un canal hacia otra laguna. Ahi Victor tira largo y se engancha en un palerío donde el guía no puede desengancharlo desde lejos y se arrima lentamente a la zona.

Mientras tanto a mi se me había puesto en la cabeza tirarle a un árbol en el medio del cauce, solo, sin nada alrededor y sin que siquiera el agua le corriera con fuerza alrdededor. El porque? Ni idea, la realidad es que le lancé un tiro y no salió pegado a la izquierda, le lancé de vuelta pasado y tampoco logré peinarlo a la derecha, tercer tiro y me quedé corto.

Pero con el cuarto, hay mamá, el cuarto salió preciso, pasado lo justo, y en la tracción del venenoso Curisco, rozó la base del árbol. Pasó un metro y se me plantó la caña, a bueno dije, es un lindo pescadito. No saltaba y solo batallaba por ir al fondo. Cuando lo pude arrimar a superficie Victor me gritó !ah es un mostruo! y ahi si la adrenalina me subió a tope y la pelea fue con la tensión que amerita semejante animal. Cuando lo pude someter y Dulce lo pudo subir con el copo descubrimos la bestia, un hermoso tucunaré pimima de 73 cm y 5.6 kg. La bestia de la salida!!!!!!

 
 

Ya con semejante alegría consumada y, con el pez devuelto a su habitat, continuamos la pesca probando la laguna que terminaba el arroyo generoso. Por suerte pude seguir levantando algunos pequeños tucunarés que entretenían con sus ataques.

Ya antes de regresar a almorzar al barco, Dulce nos llevó a otra playa, donde se formaban hernosos canales, para buscar allí algun cazador. Continuando con mi racha positiva, en uno de los lances con el curisco 90, el agua explotó con violencia apenas cayó. Al principio pensé que era un lindo tucunaré de nuevo, pero no, finalmente se mostró y era una hermosa arawana, la segunda que sacaba en este viaje. Tremendo regalo!!!!!

  
 

Volvimos tarde para el almuerzo ante lo bueno de la mañana. Así que despues de la siesta, y el descanso reparador, volvimos al agua tambien tarde. La jornada vespertina sería mas corta, pero no menos intensa.

Las cosas siguieron como en toda la jornada, yo con mucha efectividad y Victor empezando a mejorar las capturas con algun ajuste que hizo de equipo. Finalmente la mejor pasada la tuvimos en otra playa donde la actividad entre canaletas era franca y las capturas llegaron a buen puerto.

En la tarde se destacó el Prima St de Zagaia, un stick rabioso que enloqueció a los tucus. Otro destacado fue el tuninha de Borboleta, un stick de 9 cm, muy versatil para pescas en subsuperficie. Ya empachados de pesca y con la noche avanzando en profundidad volvimos al barco que nos regaló una maravillosa postal nocturna de su inmensidad.

  
  

6to dia de pesca.

Para el último día completo de pesca había que decidir si seguir pescando en la zona de los últimos dias o la posibilidad de visitar una laguna muy linda, pero aguas arriba, la famosa laguna la colombiana. Finalmente 4 lanchas decidimos hacer casi la hora de navegación hasta llegar a este espejo. La lancha de Bobby y Juano, la lancha de los cordobeces Pato y Javier, la lancha de Daniel y Néstor y la nuestra.

Asi pues salimos temprano guiados nuevamente por Alisson, cosa que nos ponía contentos porque nos había gustado mucho en el primer día de pesca. Al llegar nos encontramos con el regenteador de la laguna y quien le daba nombre, un colombiano que vivia a la entrada y que se dedicaba a transportar alimentos por la zona en su barcaza. Charla de rigor para conocer a un personaje entrañable que nos despertaba la curiosidad de como era vivir tan alejado de la civilización.

Al entrar en la laguna nos dimos cuenta de lo mágica que era. Bien cerrada de vegetación alta, apenas el bote podía pasar a remo, nada que ver a las resacas anteriores, era bien biodiversa y con mucha vida interior, entre yacares, aves y monos carayas chillando con fuerza.

 
 

En cuanto a la pesca la colombiana no nos dió demasiado. Evidentemente el repiquete había afectado mas este espejo al hacerlo subir muy rápido de caudal. Intentamos de varias maneras, pero mas allá de algun tucunaré pequeñin, alguna traira y uno que otro jacundá, la actividad fue bastante pobre.

Decidimos salir a la boca de la laguna con el sucundurí y pescar unos palerios costeros donde logramos un par de capturas respetables, pero no mucho mas. Fue una apuesta subir tan arriba y no pagó en cuanto a la pesca, pero si, valió la pena conocer el lugar y al colombiano.

  
  

Para el mediodía nos dimos el gusto de hacer isla. Esta práctica que, volviendo al barco a almorzar, no practicamos hasta ahora es una sensación que hay que hacer aunque sea un día. Sentarmnos a la sombra de los grandes árboles selváticos y comer unos tucunarés ahumados es impagable, y si le sumamos la maravillosa siesta en las hamacas paraguayas, es algo que con Mastercard no se puede comprar.

Despues de semejante momento definimos no entrar de nuevo a la colombiana y salir a pescar a río abierto, bajando hacia el barco, asi aprovechamos si encontramos actividad en otro lado. Al cabo de un rato llegamos a un largo palerío donde logramos un par de buenos tucunarés y yo, para no perder el timming de la salida, metí otra especie. Un hermoso apapá tomó mi curisco y se transformó en captura, de las difíciles. Mas que bienvenida la suerte que me viene acompañando en estos días!!

  
  

Seguimos navengando a río abierto hasta que el amigo Alisson encontró una entrada a un arroyo donde se armaba unos palerías en la boca. Alli probamos y ya en los primeros lances la sorpresa fue mayúscula. Los tucunarés estaban acardumados bajo los troncos y salían raudos a comer apenas los artificiales les peinaban las ramas hundidas.

Por primera vez en todos estos días de pesca, el pique era inagotable en el mismo lugar. Hasta ahora era un palo o barranca un pez o dos y a buscar el siguiente. Acá era lo contrario, estuvimos pescando mas de dos horas en el mismo exacto lugar y no se agotaban nunca los piques, con algunos peces de muy buen porte y pelea. Realmente impresionante tarde pesqueril tuvimos con lo que salvamos el largo viaje a la colombiana.

  
  
  

Ultima media jornada y a despedirse

7mo día en el barco y día en que a la tarde partimos de regreso a casa. Por suerte, Rubiño, nuestro anfitrión, nos ofreció pescar media jornada mas al que quisiera. Obviamente todos dijimos que si, quien se perdería un poquito mas de disfrutar de esos peces tan pero tan adictivos como son los tucunares.

Para esta salida repetimos al guia de la lluvia que quería revancha, Edoardo el Cacique. Salimos temprano en busca de un par de playas donde tuvimos buena actividad pesqueril, mas cantidad que calidad. Asi le fuimos haciendo la costa con señuelos de superficie como el Red Pepper o el Bonnie 107 y el Sara Sara 100 en mayor medida. Con posterioridad nos metimos en un arroyo bastante amplio y profundo donde probamos con jigs y en la boca tuvimos buenas respuestas.

  
  

Seguimos probando en otra laguna en la que nos metimos en un largo recorrido de un arroyo donde apenas podíamos pasar por la frondosa vegetacion que cruzaba el cauce de lado a lado. Ahi tambien tuvimos algo de actividad de tucunarés que salían de abajo de los troncos hundidos cuando acertábamos con precisión el lance del señuelo.

Ya adentro de la laguna nos fuimos al fondo, donde se abría mas y donde pudimos pescar alguna que otra pieza muchisimo mas respetable en tamaño como en la pelea regalada. Siendo la hora de empezar a volver al barco dimos por terminada la jornada con una buena cantidad de capturas en esta última mañana pesqueril en el Sucundurí. Realmente no estuvo de mas porque la pudimos disfrutar por completo y darle revancha a Edoardo en cuanto a la excente guiada que ofrece.

  
  

Volviendo, ver la image del barco desde el regreso de pescar por útima vez, nos llenó de lágrimas los ojos. Rubiño nos había contado que este año era el último del Dotores das Aguas como operación de pesca. Vivimos algo único que no volveriamos a vivir, por lo menos, no asi, no con esta misma operación. Emotivo, nos despedimos desde el agua...hasta siempre!

Despues, aprovechamos para hacer esa última terracita, con toda la gente reunida tomando unas caipirñas especiales hechas por Mauro. Un placer mas que vamos a extrañar. Ya con el hidroavión arribado para buscarnos, cargamos todo y nos elevamos al cielo amazónico. Le dimos un gran vistazo a ese río hermoso y mítico que nos trató tan bien durante toda la semana y dejamos un Gracias Sucundurí! en el aire.

Ya, despues de tres vuelos, en casa, solo me queda recordad una salida maravillosa, con mucha, mucha pesca, generadora de recuerdos imborrables. Un sueño cumplido mas, pero que no hace que lo tachemos de la lista, simplemente que le pongamos un aterisco para recordar que tenemos que volver siempre. El paraíso existe y es en donde uno es mas feliz. El Amazonas es mi paraíso personal a partir de ahora.

  
  
  

Algunas fotos mas del resto de los muchachos

En cuanto a la pesca en el resto de los botes, el Sucundurí se portó tambien de diez. No hubo nadie que no haya cumplido con sus expectativas y se haya quedado con las ganas de pescar. Grandes tucunarés pimimas, arawanas y hasta algun pequeño pirarucu fueron presas para este grupo maravilloso que me tocó en suerte para compartir este sueño.

Aqui algunas fotos de los muchachos que. Gracias Bobby, Juanito, Victor, Daniel, Sergio, Coco, Javo, Marianito, Pato, Javier y Néstor por ser hermanos de cañas en este viaje mágico, ojalá nos veamos pronto de nuevo.

  
  
  

Notas Recomendadas

Por que devolver

Muchas veces se discute si el pescador deportivo es realmente el culpable o no de la depredación de nuestros peces. Muchas veces la conclusión es no. Esto no nos exime de ser responsables de cuidar el recurso que tanta vida nos da. Un pez devuelto es quizas la futura captura de tu hijo

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