Walter Marquez Pesca deportiva

En este año tan complicado para pescar no encontrábamos el timming para meter una fecha. Despues de algunos intentos fallidos logramos cerrar volver a la Salada de Madariaga a mediados de Agosto. Con mas fe que buena data arrancábamos una nueva salida en la que lo importante era eso, volver al ruedo.

Con la baja de Ariel y sin poder reemplazarlo con alguno de los chicos habituales la salida se armó para tres, Damian, Victor y quien escribe. Asi bajo un pronóstico meteorológico espectacular salimos temprano el viernes. Parada para almorzar un buen asado en Dolores y llegada a destino a la tardecita.

Nos acomodamos y esperamos a que saliera alguien del agua (para ser viernes de invierno no esperábamos mucha gente). Las primeras lanchas pintaban un panorama desolador; mucha actividad de dientudos por el golpe de calor de este finde, y el peje brillando por su ausencia.

Ante este panorama nos dedicamos a preparar el fueguito y tener una noche apoteótica de asado, regado con buenos tintos, y con mucha charla. Se nos unieron de una parrilla aledaña a compartir anécdotas de innumerables salidas a espejos míticos. Asi transcurrió la noche donde nos fuimos a dormir, allí comenzó mi pesadilla.

El haber comido tanto todo el día me terminó dando una indigestión que no me dejó pegar el ojo en toda la noche. Una noche eterna que me dejó destruido del estómago y de la cabeza. Nota mental " no volver a comer así nunca antes de una salida de pesca".

Un intento de pesca

Ya por la mañana y con lo justito fisicamente para poder salir de mi parte, encaramos muelle para encontrarnos con nuestro guía Ezequiel. Las primeras charlas fueron un panorama totalmente distinto al de la noche anterior. El había salido y encontró el pescado en la zona del corpiño (un abra entre los juncos a la salida del muelle a laguna abierta).

Siendo que fue uno de los pocos que había tenido buen desempeño arrancamos la navegada con mucha esperanza. Al salir a laguna abierta nos dirigimos frente a la bahía de melon gil para probar un contragarete y ver como estaba el peje aguas abiertas. La realidad nos marcó rapidamente la situación, muchisimo pique de dientudo, con casi nula actividad de peje, y lo peor de todo con un viento desaparecido que planchaba el espejo. Dificilonga la princesa se había puesto.

Al cabo de un rato y muy espaciado entre tantos dientudos aparecieron los primeros pejes. La realidad era que el tamaño era mucho menor al habitual de esta laguna, se ve que la falta de viento y la voracidad de los plateados hacia que solamente los pequeñines se animaran a atacar las mojarras.

Ya llegando al mediodía Ezequiel dió por terminado el fútil esfuerzo a laguna abierta. No había caso, de a ratos se activaba el dientudo, que nos entretenía por cierto, sino hubiera sido peor,de a ratos, la nada misma.

Asi pues Ezequiel encaró para regresar a puerto pero ahi nomas de ingresar al canal dobló hacia la zona del Corpiño. El lugar estaba muy bajo por lo que todo el trayecto se hace a remo, rogando no encajarse. Finalmente entramos a los limpiones donde ya había un par de lanchas pescando.

Acomodados, salieron lineas al agua. La actividad siguió como laguna adentro, muchos dientudos y pocos pejes. Lo que si, alguna captura ya fue mucho mas respetable de tamaño.

La tarde avanzaba con el mismo rendimiento para todos. Ezequiel sacaba poco igual que Victor, Dami alguito mas y yo seguía invicto de pejes pero con muchos dientudos en mi haber. Empezamos a movernos itenrnamente en los limpiones sin ninguna mejora, salvo ver a otra lancha que estaba con nosotros y tenía mucha mejor actividad y capturas, el porqué vaya uno a saber, esas cosas de la pesca y de los pescadores. En el pejerrey los detalles hacen la diferencia y ellos se ve que encontraron alguno.

Mas allá de esto, viendo que Ezequiel tenia los mismos resultados que el resto de los integrantes nos daba la pauta de que no éramos nosotros sino algun tip que no teníamos en es momento para evitar a los dientudos y lograr mas continuidad de capturas de flechas del plata.

A última hora, como era de esperarse, el viento sopló un poquitin mas y mejoró levemente la performance. Yo, finalmente, me fui invicto de peje (quizas no era mi dia, quizas el estar totalmente momia por la indigestión y el no descanso de la noche anterior). Son cosas que pasan, no fue la primera ni será la última.

La verdad, sabíamos que Madariaga en invierno se ponía durísima, por eso la estuvimos esquivando un poco, pero teníamos esperanza. Esta vez no se dió una buena pesca, el mes que viene le volveremos a entrar porque auque dificilonga la princesa, sigue siendo la mejor laguna de la Pcia de Buenos Aires y aledaños.